domingo, 2 de septiembre de 2012

Y ahora


En nuestro infierno las cenizas de tus palabras
se mezclan con los restos de mi calcinado corazón.
Desolación.
Ni un sólo brote verde que augure
la resurrección de nuestros pecados.
Llanto.
Lágrimas acuchilladas
en los oscuros laberintos de la sinrazón.
Agonía.
El nudo de tu cuerpo asfixiando mi deseo
con caricias compradas a bajo precio.
Súplicas.
Voces del amor aún caliente 
decapitado por la guillotina del tiempo.
Oscuridad.
Besos fríos como el hielo
que apagan la lava de los ardientes labios.
Reproches.
Vómitos ensangrentados
de dolientes almas heridas de muerte.
Silencio.
Rostros de luto que se alejan 
al ritmo de una marcha fúnebre.
                                                        A.B.B. 2 de septiembre de 2012















2 comentarios:

  1. Silencio.
    Rostros de luto que se alejan
    al ritmo de una marcha fúnebre...
    Silencio. Oigo un cello acompañando la lectura del poema... o pequeñas notas, cortas, sueltas, algunas mantenidas y otras no, es un piano...
    Silencio. El mío que no sabe cómo aplaudir tu saber hacer.
    Achuchones.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tus palabras son mil veces mejor que media docena de churros en el desayuno. Faltaba la música y tú se la has puesto.
      Gracias y piruletas de gominola.

      Eliminar