viernes, 23 de noviembre de 2012

Cuando pienso en ti


Cuando pienso en ti
mis manos se convierten en mariposas
que vuelan con la esperanza 
de quemarse en el incendio de tu piel;
mis labios se llenan de palabras temblorosas,
que ansían llegar a los tuyos
y escribir frase tras frase
una historia sin final;
mi mente imagina perderse 
en el paisaje de tu enmarañado pecho
y sabe que nunca podrá volver atrás
porque el camino desaparece en ti;
mi cuerpo en guerra
reclama su eternidad de gloria
y en la apasionada batalla
suda lágrimas de placer soñándola.
Cuando pienso en ti...
el mundo  conocido desaparece bajo capas
de sentimientos, deseos y sensaciones
que esperan el momento de vivir por primera vez.

                                          A.B.B. 22 de noviembre de 2012



Los sonidos que se han convertido en palabras y las palabras en otras palabras distintas.











martes, 20 de noviembre de 2012

Si no te quisiera tanto

El silencio sabe a dónde tiene que llevar mis palabras.


Si no te quisiera tanto
acostaría mis sentimientos sobre la escarcha
para que se helaran en la noche;
les lavaría la boca con lejía a mis palabras descaradas
y las castigaría en el cuarto oscuro del silencio.

Si no te quisiera tanto
destruiría con saña los escalones que llevan a tu cielo
precipitándome en el vacío de la más absoluta nada;
ataría con la soga del olvido
el sentir que pasea por el patio soleado de mi corazón.

Si no te quisiera tanto
cerraría la cancela de mis recién estrenados deseos
y lanzaría la llave más allá de mis sueños;
alquilaría mi cuerpo por semanas
a cambio de suspiros de hojalata.

Si no te quisiera tanto
mis manos estarían llenas de ayer,
mis besos pudriéndome los labios,
mis caricias vestidas de luto
y mis palabras intactas.

                                           A.B.B. 20 de noviembre de 2012



Puede que no parezca demasiado inspiradora pero es la canción que  comenzaba a sonar mientras yo comenzaba a escribir.







domingo, 11 de noviembre de 2012

Un sueño de piratas


Para Sisifo, que arrastra eternamente su peso por el mundo y ha decidido amadrinar todos mis partos.

Hoy me has hablado de cartas olvidadas
y he vuelto a cruzar océanos de tiempo
que han devuelto a mi orilla
los restos de un barquito de papel.
Con la cubierta engalanada
de palabras brillantes como el oro
y la bodega sobrecargada
por el peso de nuestros corazones
se hizo a la mar,
inconsciente del peligro 
de no llegar a puerto.
Se lanzaron salvas en su honor
mientras se elevaban cánticos 
por las ingenuas almas
a las que de antemano daban por muertas,
pues la proeza se convertía en locura
cuando no existía esperanza alguna de sobrevivir.
Izando la bandera de un amor
enaltecido por los vientos favorables
levó sus anclas, tratando de ahuyentar
a los negros espíritus que duermen
en las profundas aguas de la realidad.
Mas, ¡ay! los tristes augurios
no tardaron en cumplirse. 
En la breve distancia recorrida
entre la partida y el naufragio
nuestros inocentes corazones 
apenas tuvieron tiempo de poner a salvo
unos cuantos sentimientos
rescatados de una muerte segura.
Abrumados por la desolación
se escondieron y crecieron
ocultos en un páramo triste y reseco, 
donde cada respiración quemaba por dentro
y traía al recuerdo los aromas del mar.
Esperaron pacientemente
el momento de volver a su añorado hogar.
El camino era largo y duro; 
la oscuridad amenazaba cada paso
con su loca mirada asesina
y el reloj de arena abandonado en un rincón
se permitía arañar cada instante
con sus uñas de tiempo perdido.
Mas la luz se hizo paso a trompicones
entre la aglomeración de sombras
y encontró la manera 
de llegar al instante donde todo empezó.
Regresan con las manos cargadas de ayer
al lugar en que las heridas sanan,
vacilando apenas unos segundos 
al vislumbrar la corriente
que un día estuvo a punto de ahogarlos.
Pero el deseo es más fuerte que el miedo
porque quien ha conocido el mar
ya no será capaz de vivir 
sin sentir la fuerza del agua,
que caprichosa, crea y destruye a su antojo.
Porque naciendo hemos muerto,
y muriendo de nuevo hemos nacido.

                                               A.B.B. 11 de noviembre de 2012












lunes, 5 de noviembre de 2012

Dioses de cartón


Remolinos de sentimientos acuden en su ayuda
cuando las silenciosas aguas del Leteo
están a punto de devorar todo lo que fue.
Vienen haciendo tanto ruido que el olvido
no tiene más remedio que retirarse
al triste tálamo donde la oscuridad
yace por los siglos de los siglos
con las almas deformes 
que nunca llegaron a nacer.
En el submundo de lo inexistente
los avisos de Casandra
no encuentran oídos en los que reposar
y la incauta pasión se adentra en el laberinto
desprovista del hilo con el que volver a ser.
¿Quién protegerá sus alas
para que el sol no las queme
ni la espuma del mar las moje
si la inconsciencia se adueña de ella?
¿Llegará la vanidosa Afrodita
regalando su melena de estrellas
a los placeres nocturnos,
o será la celosa Hera
quien monte guardia 
en el umbral de los sueños?
No existe razón lógica 
que impida a la sinrazón
volar a lomos de su pegaso de besos
hasta quedar extenuada,
ni sinrazón que permita
a la razón lógica 
encontrar el dorado templo
donde descansar de sus excesos.

                                              A.B.B. 5 de noviembre de 2012






La música que bucea en mí