lunes, 1 de abril de 2013

El viento que nunca cesa

Me protegeré del viento que me trae aromas
de felicidad insatisfecha.
Tapiaré cada ventana de mi alma
con tablones de silencios inacabados.
Cubriré cada mueble de mi corazón
con sábanas salpicadas de consciencia.
Revisaré cada rincón de mi sentir
con la linterna de la madurez.
Pasearé por las habitaciones vacías de mi piel
para poder oír mi propio eco.
Y cuando todo esté hecho,
me encogeré en el suelo de los sinsabores
esperando que la furia de la tormenta
no destroce los cimientos de mis emociones.
Esperaré porque nada más puedo hacer.

                                                     A.B.B. 1 de abril de 2013





2 comentarios:

  1. Gratamente sorprendida por esta entrega Ana, en ese encuentro con el silencio de uno mismo.

    Felicidades!!

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    1. Es algo bastante más profundo que el silencio aunque siempre se agradece que los demás comprendan los sentimientos propios.

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