jueves, 21 de febrero de 2013

Diez minutos antes de la medianoche - Enrique Jardiel Poncela



La acción en un país en el que la gente es tan inteligente que nadie allí, a excepción de los gobernantes, se ocupa de la política.
Se trata, como el lector habrá comprendido al punto, de un país imaginario.
Este país limita al Norte con otro país; por el Este, con otro país; por el Oeste, con otro país; y por el Sur, con el mar. Las tres primeras fronteras más sólidas y la del mar, más húmeda. Finalmente, limita por abajo con el suelo -su única forma mineral- y por arriba, con el firmamento; frontera absolutamente gaseosa.
No recuerdo cómo se llama el país en cuestión, porque tengo una memoria fatal. Pero sí recuerdo que su población es muy densa y abundante y que esta población, al no ocuparse para nada de política, se siente completamente dichosa: tan dichosa que, en realidad, no soporta otros sufrimientos que los que suelen desprenderse de la dicha...

                                    14 de agosto de 2012







El amante de Lady Chatterley - D.H. Lawrence


Se les han terminado las agallas. El coche y el cine y el avión les han sorbido lo poco que tenían. Cada generación engendra a otro más incapaz, con las tripas de caucho y piernas de hojalata y caras de hojalata. ¡Gente de hojalata!. Es una especie de bolchevismo perenne que mata al ser humano y rinde culto al ser mecánico.
¡Dinero, dinero, dinero! Toda la gente de ahora se empeña en matar  los viejos sentimientos humanos. Todos son iguales: quieren matar la realidad humana y ofrecen una libra por cada prepucio y dos por cada par de cojones. ¡El coito no es más que una función mecánica! Se les paga para castrar al mundo, y se les da dinero y dinero y dinero para que le arranquen las agallas y lo conviertan en máquinas trepidantes.
...¡Ojalá pudiera decírseles que vivir y gastar no significa lo mismo! Pero es inútil. Si se les enseñase a vivir, en vez de enseñarles a ganar y a gastar, podrían arreglárselas muy bien con veinticinco chelines. Si pudieran bailar y saltar y brincar y cantar y presumir de ser hermosos, se conformarían con poco dinero. Y las mujeres se
divertirían, ¡y les divertirían a ellos! Deberían aprender a ir desnudos y hermosos, a cantar todos juntos y a bailar las antiguas danzas en grupo y a tallar los asientos donde se sientan y a bordar sus propios emblemas.
Entonces no habría necesidad de dinero. Y ése es el único medio de resolver el problema industrial: educar a la gente para que pueda vivir, y vivir en la hermosura, sin necesidad de gastar. Pero uno no puede hacerlo. Todos tienen ahora una mentalidad limitada, y la masa del pueblo ni siquiera intenta pensar, porque no puede...De cualquier modo, siento unas grandes manos blancas que dan zarpazos en el aire ansiosas de coger por el cuello a quien intenta vivir, vivir ajeno al dinero, y arrancarle la vida. ¡Se acercan malos tiempos muchacha, se acercan malos tiempos! Si las cosas van como van, no quedará para el futuro mas que la muerte y la destrucción de estas masas industriales...

                                 12 de agosto de 2012




No te detengas

16 de diciembre de 2012



No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tú puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes.
Huye.
"Emito mis alaridos por los techos de este mundo",
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron
de nuestros "poetas muertos",
te ayudan a caminar por la vida.
La sociedad de hoy somos nosotros:
Los "poetas vivos".
No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas.

Walt Whitman

No te rindas


13 de diciembre de 2012



                                                  No te rindas, aún estás a tiempo
                                 De alcanzar y comenzar de nuevo,
                                 Aceptar tus sombras,
                                 Enterrar tus miedos,
                                 Liberar el lastre,
                                 Retomar el vuelo.
                                 No te rindas que la vida es eso,
                                 Continuar el viaje,
                                 Perseguir tus sueños,
                                 Destrabar el tiempo,
                                 Correr los escombros,
                                 Y destapar el cielo.
                                 No te rindas, por favor no cedas,
                                 Aunque el frío queme, 
                                 Aunque el miedo muerda,
                                 Aunque el sol se esconda,
                                 Y se calle el viento,
                                 Aún hay fuego en tu alma,
                                 Aún hay vida en tus sueños.
                                 Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
                                 Porque lo has querido y porque te quiero
                                 Porque existe el vino y el amor, es cierto.
                                 Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
                                 Abrir las puertas,
                                 Quitar los cerrojos,
                                 Abandonar las murallas que te protegieron,
                                 Vivir la vida y aceptar el reto,
                                 Recuperar la sonrisa,
                                 Ensayar un canto,
                                 Bajar la guardia y extender las manos
                                 Desplegar las alas 
                                 E intentar de nuevo,
                                 Celebrar la vida y retomar los cielos.
                                 No te rindas, por favor no cedas,
                                 Aunque el frío queme,
                                 Aunque el miedo muerda,
                                 Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
                                 Aún hay fuego en tu alma,
                                 Aún hay vida en tus sueños.
                                 Porque cada día es un comienzo nuevo,
                                 Porque ésta es la hora y el mejor momento.
                                 Porque no estás solo, porque yo te quiero.

                                 Mario Benedetti

Para que tú me oigas

5 de diciembre de 2012




Para que tú me oigas,
mis palabras
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas.

Collar, cascabel ebrio
para tus manos suaves como las uvas.

Y las miro lejanas mis palabras.
Más que mías son tuyas.
Van trepando en mi viejo dolor como las yedras,
ellas trepan así por las paredes húmedas.
Eres tú la culpable de este juego sangriento.

Ellas están huyendo de mi guarida oscura.
Todo lo llenas tú, todo lo llenas.

Antes que tú poblaron la soledad que ocupas,
y están acostumbradas más que tú a mi tristeza.

Ahora quiero que digan lo que quiero decirte
para que tú me oigas como quiero que me oigas.

El viento de la angustia aún las suele arrastrar.
Huracanes de sueños aún a veces las tumban.

Escuchas otras voces en mi voz dolorida.
Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas.
Ámame compañera. No me abandones. Sígueme.
Sígueme, compañera, en esa ola de angustia.

Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras.
Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.

Voy haciendo de todas un collar infinito
para tus blancas manos, suaves como las uvas.

Pablo Neruda.
Veinte poemas de amor y una canción desesperada