jueves, 13 de junio de 2013

No, corazón, no te hundas - Vicente Gaos



No, corazón, no te hundas

No, corazón, no te hundas.
Y vosotros, ojos, no queráis cerraos en llanto.
La vida es mucho más larga, mucho más grande de lo que ahora
supones, mucho más magnánima.
¿Te atreverás a decirle que te debe algo?
Eres tú quien se lo debes todo.
Y aún tendrás que deberle muchas cosas hasta que te mueras,
y la muerte misma es un deber que tienes hacia la vida.
Agradece al tiempo que, mucho más sabio que tú, no apresure tus
horas de dolor ni se demore en tus momentos de dicha,
sino que te los mida con la misma igualdad, con la misma ecuanimidad
generosa.
Agradece al sol que siga saliendo puntualmente, ajeno por completo a
ponerse
al compás febril de tu pulso.
Te quejas. Dices que sufres.
Dices que no puedes más.
Aún volverás a sufrir, y a amar, y a sufrir de nuevo,
y a gozar otra vez, y otra y otra.
Sólo morirás una vez, eso es lo único que no podrá repetirse,
pero la vida es una continua repetición.
Te ha de dar todavía muchas ocasiones de equivocarte,
 y tú has de llegar aún a acertar con el buen momento,
que el mundo te ha de volver a brindar como te lo ha brindado
ya tantas veces.
¿Dices que estás solo?
No es mirándote al espejo como encontrarás compañía.
Coge el primer objeto que esté a tu alcance,
un vaso, una flor, o simplemente el periódico.
Acarícialos, acarícialos.
Levanta la vista, tiéndela alrededor tuyo.
Sí, es verdad que no puedes ver los ojos que tú amas tanto.
Por hermosos que sean no podrán compararse nunca con las estrellas
(a pesar de los poetas románticos)
Habla, habla, pero no contigo.
Déjate de soliloquios y silogismos y sentimentales monólogos.
Habla con el cartero, con el conductor del tranvía
(aunque esté prohibido);
habla con el niño que está jugando en la acera,
vete a beber unas copas con el primer borracho de la esquina.
¿Creías que el mundo termina donde tu acabas?
Tú eres ya no fin, pero ni siquiera comienzo de ninguna cosa.
No eres comienzo ni de ti mismo.
¿Recuerdas a tu madre?
No la compadezcas: ya murió, ya vivió, ya sufrió y gozó todo aquello
que le tocó en suerte.
Tú tienes todavía la de vivir, la de seguir vivo.
No tengas ninguna prisa en morirte.
No te esfuerces en buscar lo único que posees seguro.

-Vicente Gaos-

9 de mayo de 2013

Como no me vas a querer - Jairo Aníbal Niño



COMO NO ME VAS A QUERER

Como no me vas a querer
Si soy un bombero heroico
Que acaba de salvar un gato
Al que se le incendiaban
Seis de sus siete vidas.

Como no me vas a querer
Si soy el capitán de la nave
Que se posa suavemente
En una América del sur
De un planeta lejano.

Como no me vas a querer
Si acabo de ganar
-Por amplio margen-
La vuelta a Colombia en bicicleta
Y el Tour de Francia,

Y definitivamente,
Como no me vas a querer
Si soy capaz de soñar todos los sueños,
Incluso el más lindo de todos:
Soñar que tú me amas.

-Jairo Aníbal Niño-

6 de mayo de 2013


Por encima del hombre solo el cielo -José Martí-



Contra la razón augusta, nada. Sobre el deber de dar empleo a las fuerzas que puso en la mente la naturaleza, nada. Ni rey sobre el derecho político, ni rey sobre la conciencia. Por encima del hombre solo el cielo
-José Martí-

25 de abril de 2013

Manuscrito encontrado en Accra -Paulo Coelho-



"Perder una batalla o perder todo lo que pensamos poseer, nos entristece. Pero cuando pasa ese momento, descubrimos la fuerza desconocida que existe en cada uno de nosotros, la fuerza que nos sorprende y hace que nos respetemos más a nosotros mismos.
Miramos a nuestro alrededor y nos decimos: -He sobrevivido-. Y nos alegramos con nuestras palabras. 
Solo los que no reconocen esa fuerza dicen: -Me han derrotado-. Y se entristecen.
Otros, a pesar del sufrimiento por haber perdido y humillados por las historias que los vencedores cuentan de ellos, se permiten derramar algunas lágrimas, pero nunca sienten pena de sí mismos. Saben que el combate solo se ha interrumpido y que, por el momento, están en desventaja.
Escuchan los latidos de su propio corazón. Notan que están tensos. Que tienen miedo. Hacen balance de su vida y descubren que, pese al terror que sienten, la fe sigue iluminando su alma y empujándolos hacia adelante.
Intentan averiguar en qué se equivocaron y en qué acertaron. Aprovechan que han caído para descansar, curar las heridas, descubrir nuevas estrategias y prepararse mejor. 
Y llega un día en el que un nuevo combate llama a su puerta. El miedo sigue ahí, pero tienen que actuar, o permanecerán para siempre tirados en el suelo. Se levantan y se enfrentan al adversario, recordando el sufrimiento que vivieron y que no quieren volver a vivir.
La derrota anterior los obliga a vencer esta vez, ya que no quieren sufrir otra vez el mismo dolor.
Y si la victoria no llega esta vez, llegará la próxima. Y, si no la próxima, será la siguiente. Lo peor no es caer; es quedarse tirado en el suelo.
Solo es derrotado el que desiste. Todos los demás saldrán victoriosos.
Y llegará el día en que los momentos difíciles serán solo historias que contarán, orgullosos, a aquellos que quieran escuchar. Y todos los oirán con respeto y aprenderán tres cosas importantes:
A tener paciencia para esperar el momento justo de actuar.
Sabiduría para no dejar escapar la siguiente oportunidad.
Y orgullo de sus cicatrices".

23 de abril de 2013