lunes, 15 de julio de 2013

Incertidumbre





Sonríen las lágrimas y me saben azules
y en las manos me tiemblan espirales
de agua estancada que no bebo.
Imperceptible sonido que no huelo
de unos ojos de viento que estremecen
sentimientos de fuegos ancestrales.
Paseando memorias por la cuerda floja
o escuchas a los labios que te miran
o se te nublan los sueños y caes.

14 de julio de 2013

Mientras hay esperanza hay vida


"¿No te asusta pensar que nunca llegues a unirte con la única persona que amas en este mundo?" -Haruki Murakami-

A mí no me asusta, si acaso me entristece, pero me niego a rendirme porque mientras hay vida hay esperanza. O mejor dicho, mientras hay esperanza hay vida.



13 de julio de 2013

La fragilidad de sentir


La maratoniana jornada laboral de hoy ha debido saberme a poco y cuando ha terminado me he ido a andar para seguir soltando adrenalina. He llegado hasta el parque y me he dado un buen paseo por allí. Iba acompañada por mis pensamientos, que no me abandonan en ningún momento. Son unos guardaespaldas muy eficaces y persistentes. Pero hoy se han portado bien, han sido buenos y me han permitido disfrutar de los olores e incluso del viento (debo estar enferma, yo diciendo esto) sin una sola mueca de desaprobación. No ha hecho falta nada, una respiración apenas imperceptible, para que mi corazón se haya hinchado de buenos deseos hacia todos los seres de este y otros mundos. He sonreído mirando a las parejitas de enamorados pintándoles realidades de amor verdadero, me he cansado viendo a aquellos que se desahogan corriendo, se me han hecho ligeras las piernas cuando pasaba a mi lado algún ciclista, he dirigido la mirada a "mi banco" de mi rincón preferido (nunca he visto a nadie sentado allí), me he dejado embriagar por olores de flores de las que desconozco el nombre, les he dado las buenas noches a los patos que se preparaban para dormir, he visto un pollito muerto cuya imagen por extraño que me parezca a mí misma no me ha hecho entristecer sino sentir que le había pasado lo que le tenía que pasar. Era su vida y su muerte. Maktub.
He soñado despierta que el sueño era otro pero que yo era la misma. Porque la misma seguiré siendo aunque los sueños no se quieran quedar a mi vera y me adelanten o se me queden atrás.
El camino de vuelta se me ha hecho eterno porque el cansancio ha venido de golpe, pero no me he rendido, lo de esperar el autobús lo he dejado para otro día. Quería lograr lo que me había propuesto y lo he conseguido.
A menudo las mayores tonterías suponen grandes logros y lo que parecen grandes logros no tienen la más mínima importancia. Es la fragilidad de los espejismos que se derriten al calor de sentimientos abandonados en medio de un interminable desierto de certezas.



4 de julio de 2013

Cuando todo cambia porque nada ha cambiado


¿Por qué en vez de pensar que la vida nos cambia no pensamos que nosotros cambiamos la vida? Es mucho más fácil echarle la culpa a la vida de lo que nos sucede o refugiarnos en un "y si" cuando lo que hemos vivido nos duele, nos atormenta o no sabemos su razón de ser, que reconocer que nos hemos equivocado, o que tal vez nos equivoquemos pensando que nos hemos equivocado. Nada cambia si uno no está dispuesto a ver los cambios ni teniéndolos delante de las narices. Nosotros somos quienes decidimos, no la vida. Ella solo decide quién se queda y quién se va y muchas veces ni siquiera es cuestión de arriesgar demasiado o no arriesgar en absoluto. Hay quien no arriesga nada y muere y quien lo arriesga todo día tras día y vive tantos años que no recuerda ni cuándo nació. Pero no arriesgar también es morir, aunque sea de aburrimiento.
Cada una de nuestras acciones y reacciones son las que hacen que todo o nada cambie, para bien bien, para mal mal, para bien cuando pensamos que es para mal o para mal cuando pensamos que es para bien. 
La vida no tiene pies ni manos. Tan solo está. Si no la movemos no se mueve. Y nos mira hacer porque nos necesita. ¿Cómo se movería si nosotros no estuviéramos ahí? No tendría más remedio que quedarse quieta, sollozando, suplicando, esperando a que alguien decidido se la echara a la espalda y la cambiara de sitio.
La vida es como un bebé en nuestros brazos. Frágil y delicada. Depende de nosotros. Es nuestra misión educarla y conseguir que crezca sana y fuerte, bonita y digna de admirar, debemos luchar por que nos ame, que se sienta orgullosa de nosotros y desee quedarse a nuestro lado. Porque si no nos hacemos merecedores de su amor y nos abandona, puede que todo cambie porque nada haya cambiado.



2 de julio de 2013