jueves, 30 de enero de 2014

Luto a medida

Hubo un tiempo de luto
en el que por las goteras de la credulidad,
se filtraban palabras agónicas
que caían una y otra vez
sobre mis entrañas desgarradas.

Un tiempo eternamente breve
en el que el pensamiento,
esa plañidera contratada por horas,
se negaba a apartarse del cadáver 
que miraba desde fuera de mi cuerpo.

Un tiempo de noches de sábanas tristes
en el que por entre los barrotes de mi celda,
destrozaba mis tímpanos la agria carcajada
de esa indeseable realidad ladrona
por la que yo estaba cumpliendo condena.

Un tiempo negro sin fisuras
en el que los ojos miraban sin ver,
cada una de las partes de un reloj parado
programado para activarse
a la hora incierta de la decencia establecida.

Hubo un tiempo mudo que se fue
sin levantar la voz,
sin más equipaje que el recuerdo olvidado,
sin indicación alguna de esa carretera secundaria
en el desgastado mapa del destino.

Hubo un tiempo que se fue
y que siempre quedará.
Me pinto el alma de azul
y la meto en un bolsillo. Pequeño,
para que no quepa la duda de que vivir, lo he vivido.

                                                     A.B.B. 30 de enero de 2014





                                                     




2 comentarios:

  1. Aliviando lutos, cómo me gusta... No sé si va a caber tu alma en un bolsillo pequeño, pero pintada de azul, todo es posible. Un besazo, Anita.

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    1. Me alegro de que me des tu beneplácito, Susi :P
      Yo creo que cabrá. Así la llevo siempre a mano y calentita. Un beso con megaachuchón

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