jueves, 20 de febrero de 2014

Hasta que la muerte nos separe

¿Dónde quedó la tierra que nos prometieron
cuando crédulos, hipotecamos nuestros besos
bajo sábanas con aroma a deseo recién hecho?
¿Dónde quedó la Estigia en la que sumergimos
nuestros ojos, convencidos de que ningún demonio
podría arrebatarnos lo que era nuestro por derecho?
¿Dónde quedaron los aires de cambio que soplaban
en nuestras caricias depositándolas en el lugar exacto
del cielo de los sentidos y las lágrimas de luna?
¿Dónde quedaron los paseos por mares de silencios 
telegrafiados en clave de palpitaciones y delirios de olas
que rompían al azar sobre nuestros cuerpos?
¿Dónde quedaron nuestros días y nuestras noches,
nuestras alboradas y nuestros crepúsculos,
y aquellas tardes en las que nos respirábamos sin aliento?
Llegó el tiempo de los labios a mitad de comer y se lo llevó todo,
acuchillando con miradas empapadas en desidia
mientras sus dedos enguantados sudaban oscuridad.
No hay donde refugiarse cuando bajo los sentimientos
crujen las angustias de los desencuentros
apuntalados sobre el barro de sueños de baja calidad.
El paraíso no existe. Pero si existiera, 
estaría pegado a tu piel y a una galaxia de ti.
El infierno no existe. Pero si existiera,
estaría pegado a ti y a una galaxia de tu piel.
Volvamos a la falsa tierra que nos vendieron a precio de oro
y saldemos nuestras deudas pendientes
...hasta que la muerte nos separe.

                                                  A.B.B. 20 de febrero de 2014







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