lunes, 10 de diciembre de 2012

Cuando llegues a casa


Cuando llegues a casa vestido de cansancio y ruido,
con el alma arrugada y sudorosa,
la mirada saturada de paisajes mundanos
y la voz reseca de palabras,
mis manos silenciosas
desabrocharán los botones de tu angustia
y lavarán sin prisa tu fatiga;
mis ojos desnudos 
se llenarán de ti,
y mis labios serán el manantial
que apagará tu sed.
Y si llegas y no estoy,
mientras esperas,
respírame en el aire que he dejado para ti,
encuéntrame en los besos que me has dado,
intúyeme en el silencio que te envuelve
y relájate...
porque no tardo.

                            A.B.B. 28 de noviembre de 2012