Estoy aquí sentada pensando que siento predilección por cuatro ciudades españolas y ninguna es donde vivo.
BARCELONA. Siempre me ha gustado pero me enamoré perdidamente de ella cuando viví en Mataró. Cuando fui a Estoril, visité Sants, Nord y el Prat. Me encanta aterrizar y despegar en Barcelona. Me quedo embobada mirando por la ventanilla. Poco más pude ver, pero no me importa. Con olerla, ver el puerto de pasada con el bus y recordar, ya soy feliz.
SANTIAGO. Verdaderamente tiene algo mágico. No me cansaría nunca de callejear por su casco ni de ver a los artistas callejeros -mi ex cuñado (qué feo suena esto) hacía malabares en Platerías-.
LA BELLA EASO. El año pasado no pude ir y estoy como si me faltara algo. Realmente me falta. Me gusta pasear y pasear con mi amiga Mar y darle a los montaditos de txangurro, ir al mercado, las copitas en el casco...Me pierde todo. Con suerte espero ir este agosto, o lloraré tremendamente.
Y por último...MI CÁI DEL ALMA. Qué voy a contar que no sepáis ya. Suspiros, morriña y un agujero en el corazón. No llegó a dos años el tiempo que pasé allí pero estoy llena de ella.
Algo he hecho mal. No sé el qué, para tener que recordar en vez de estar disfrutando. Feliz noche y que los recuerdos os sean llevaderos.
A.B.B. 25 de julio de 2012
Nota: fui a Donosti en agosto. Lo de Cái...llegará.