La acción en un país en el que la gente es tan inteligente que nadie allí, a excepción de los gobernantes, se ocupa de la política.
Se trata, como el lector habrá comprendido al punto, de un país imaginario.
Este país limita al Norte con otro país; por el Este, con otro país; por el Oeste, con otro país; y por el Sur, con el mar. Las tres primeras fronteras más sólidas y la del mar, más húmeda. Finalmente, limita por abajo con el suelo -su única forma mineral- y por arriba, con el firmamento; frontera absolutamente gaseosa.
No recuerdo cómo se llama el país en cuestión, porque tengo una memoria fatal. Pero sí recuerdo que su población es muy densa y abundante y que esta población, al no ocuparse para nada de política, se siente completamente dichosa: tan dichosa que, en realidad, no soporta otros sufrimientos que los que suelen desprenderse de la dicha...
14 de agosto de 2012