Vendrán días en que el peso que hoy te abruma se hará liviano. Vendrán días en que ese peso ya no será carga sino bagaje. Vendrán días, han de venir. Porque un alma que alberga sentimientos viles no brilla
y un alma sin brillo es un tiempo marchito para quien lo soporta
-Manolo García-
No importa lo que yo quiera decir. Lo importante es no preguntar. No pensar por qué en este mundo de locos los cuerdos siempre caemos del lado de la mantequilla, cuántas lágrimas hacen falta para que la estupidez caiga inconsciente ebria de razones, dónde están excavadas las tumbas anónimas en las que yacen las momias de nuestros sueños, cuándo construimos la gigantesca presa que estancó el fluir de los sentimientos intrépidos, cómo la bomba de la inercia sugerida nos reventó por dentro sin previo aviso, cuál es el destino del tren de la apatía consentida que nunca se detiene en la estación del coraje. No latir. No tocar. No molestar. No preguntar. No dejarse llevar. No sentir. No empujar. No preguntar. No soñar. No besar. No pedir. No preguntar. No interferir. No crecer. No volver. No preguntar. No perder. No gemir. No entorpecer. No preguntar. No creer. No querer. No vivir. No preguntar. No compartir. No luchar. No discernir. No preguntar. No importa lo que yo quiera decir. Ni quién lo quiera escuchar. Nacer, crecer, fingir, morir. No preguntar. A.B.B. 27 de febrero de 2014
¿Dónde quedó la tierra que nos prometieron cuando crédulos, hipotecamos nuestros besos bajo sábanas con aroma a deseo recién hecho? ¿Dónde quedó la Estigia en la que sumergimos nuestros ojos, convencidos de que ningún demonio podría arrebatarnos lo que era nuestro por derecho? ¿Dónde quedaron los aires de cambio que soplaban en nuestras caricias depositándolas en el lugar exacto del cielo de los sentidos y las lágrimas de luna? ¿Dónde quedaron los paseos por mares de silencios telegrafiados en clave de palpitaciones y delirios de olas que rompían al azar sobre nuestros cuerpos? ¿Dónde quedaron nuestros días y nuestras noches, nuestras alboradas y nuestros crepúsculos, y aquellas tardes en las que nos respirábamos sin aliento? Llegó el tiempo de los labios a mitad de comer y se lo llevó todo, acuchillando con miradas empapadas en desidia mientras sus dedos enguantados sudaban oscuridad. No hay donde refugiarse cuando bajo los sentimientos crujen las angustias de los desencuentros apuntalados sobre el barro de sueños de baja calidad. El paraíso no existe. Pero si existiera, estaría pegado a tu piel y a una galaxia de ti. El infierno no existe. Pero si existiera, estaría pegado a ti y a una galaxia de tu piel. Volvamos a la falsa tierra que nos vendieron a precio de oro y saldemos nuestras deudas pendientes ...hasta que la muerte nos separe. A.B.B. 20 de febrero de 2014