lunes, 15 de julio de 2013

La fragilidad de sentir


La maratoniana jornada laboral de hoy ha debido saberme a poco y cuando ha terminado me he ido a andar para seguir soltando adrenalina. He llegado hasta el parque y me he dado un buen paseo por allí. Iba acompañada por mis pensamientos, que no me abandonan en ningún momento. Son unos guardaespaldas muy eficaces y persistentes. Pero hoy se han portado bien, han sido buenos y me han permitido disfrutar de los olores e incluso del viento (debo estar enferma, yo diciendo esto) sin una sola mueca de desaprobación. No ha hecho falta nada, una respiración apenas imperceptible, para que mi corazón se haya hinchado de buenos deseos hacia todos los seres de este y otros mundos. He sonreído mirando a las parejitas de enamorados pintándoles realidades de amor verdadero, me he cansado viendo a aquellos que se desahogan corriendo, se me han hecho ligeras las piernas cuando pasaba a mi lado algún ciclista, he dirigido la mirada a "mi banco" de mi rincón preferido (nunca he visto a nadie sentado allí), me he dejado embriagar por olores de flores de las que desconozco el nombre, les he dado las buenas noches a los patos que se preparaban para dormir, he visto un pollito muerto cuya imagen por extraño que me parezca a mí misma no me ha hecho entristecer sino sentir que le había pasado lo que le tenía que pasar. Era su vida y su muerte. Maktub.
He soñado despierta que el sueño era otro pero que yo era la misma. Porque la misma seguiré siendo aunque los sueños no se quieran quedar a mi vera y me adelanten o se me queden atrás.
El camino de vuelta se me ha hecho eterno porque el cansancio ha venido de golpe, pero no me he rendido, lo de esperar el autobús lo he dejado para otro día. Quería lograr lo que me había propuesto y lo he conseguido.
A menudo las mayores tonterías suponen grandes logros y lo que parecen grandes logros no tienen la más mínima importancia. Es la fragilidad de los espejismos que se derriten al calor de sentimientos abandonados en medio de un interminable desierto de certezas.



4 de julio de 2013

1 comentario:

  1. Un viaje de conciencia, esos que se disfrutan. Me alegro por ti.

    Un abrazo

    ResponderEliminar