domingo, 24 de junio de 2012

Estaciones

Perder el calor de tu mirada
fue helar mi frágil corazón,
el camino de tus palabras
vagando en el silencio me encontró.
El último hoy se evaporó en la nada,
el último mañana me sorprendió adormilada.
Ambos me abandonaron
en un doloroso instante;
que a la par que será eterno...
¡está ya tan distante!.
Y sin embargo,
sólo me queda mi ayer
no pienso en el mañana
no vivo el hoy,
no tengo nada que perder.
Mi mente rememora
imágenes del álbum del recuerdo.
Y mientras creí morir,
los árboles se quedaron desnudos
ante la fuerza del frío.
Llegó la estación perdida:
llegó el invierno.
Y mientras lloraba,
el sol comenzó a calentar con sus rayos
la desnudez del invierno
invadiendo el mundo de colores.
Llegó la estación del renacimiento:
llegó la primavera.
Y mientras sufría,
se recuperó la naturaleza
y ni siquiera recordaba ya
cómo comenzó a vivir.
Llegó la estación dorada:
llegó el verano.
Y mientras recordaba,
empezaron a soplar los primeros vientos
augurando de nuevo el fin del verano.
Llegó la estación de los adioses:
llegó el otoño.
Y mientras camino
apenas me doy cuenta
de que el otoño se despidió
hace algún tiempo
con un susurro sin palabras.
¡Ha vuelto a llegar demasiado veloz!.
Regresó el invierno y me tomó la mano.
¡Cuán bellos eran los días
y cuán deprisa han pasado!
Antes de que pueda darme cuenta
veré arrugas en mis manos,
esas manos que no se cansan de añorarte.
Mi imágen será devuelta en un espejo
de cualquier forma y tamaño
y comprenderé lo que ha pasado:
los años.
Y, dulce ilusión de antaño
aunque no te tuve nunca...
te seguiré recordando.
                                                          A.B.B.     20 de febrero de 1990


No hay comentarios:

Publicar un comentario