viernes, 22 de febrero de 2013

El asombroso viaje de Pomponio Flato - Eduardo Mendoza

...¿Y tú? -le pregunté-, ¿qué piensas?
- Yo -dijo Jesús- pienso que eres un hombre justo.
En eso te equivocas. Yo no creo en la justicia. La justicia es un concepto platónico. No sé si me entiendes: una idea, nada más. Por otra parte, aunque no oculto mi inclinación por la filosofía, sólo soy un estudioso de las leyes de la Naturaleza, lo que Aristóteles denomina con propiedad un fisiólogo. Y si algo he aprendido es esto: que la Naturaleza no es justa ni la justicia es parte del orden natural. En el orden natural, al que pertenecemos todos, el animal más fuerte se come al más débil. Por ejemplo, un león, si tiene hambre, se come un ciervo o un ave estruz, y nadie se lo reprocha. Luego, al envejecer, el león pierde sus fuerzas y los ciervos o las aves estruces se lo podrían comer si quisieran. De este modo restablecerían la justicia, pero, ¿acaso lo hacen?. 
- No -dijo Jesús-, porque son herbívoros.
- Pues ahí lo tienes. No hay justicia en el orden natural. Ni en el sobrenatural. También los dioses se comen unos a otros. No con frecuencia, bien es verdad. Que yo sepa, sólo Saturno se come o se comió a sus hijos. Pero ya ves que ni siquiera los dioses se libran de la desigualdad. Claro que vosotros no creéis en los dioses. Pero lo del león vale igual para creyentes que no creyentes. ¿Lo has entendido?
- No, raboni.
- No importa. Ya lo entenderás. Y no me llames raboni. 
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...-Hágase, en tal caso, la voluntad de Dios -dijo el carpintero.
- ¿De qué dios estás hablando? -aduje impacientado por su abúlico fanatismo-. Vosotros tenéis un dios. Nosotros, en cambio, tenemos muchos, y si se cumpliera su voluntad nos pasaríamos la vida fornicando. Haz a un lado la desconfianza, José, oye la voz de tu mujer y de tu hijo y no mezcles a ningún dios en este asunto. Es tu vida la que está en juego, no la de Dios. En cuanto a su voluntad, ¿cómo la conoceremos, si él mismo no se digna a revelarla? A lo mejor Yahvé quiere que te salves por medio de mi intervención...

9 de octubre de 2012



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