Una sonrisa de fuego y agua,
que al devorar renacía
de sus propias cenizas.
Una sonrisa que sonreía rocas
y a pesar de sus labios rotos
seguía sonriendo.
Una sonrisa de viento y arena,
que provocaba a su paso
tormentas sentimentales.
Una sonrisa que sonreía estrellas
queriendo rescatarlas
de su cárcel de noche.
Una sonrisa de fuego,
agua, tierra y aire,
de norte, sur, este y oeste.
Una sonrisa poderosa como la naturaleza
y delicada como la aguja
que señala los puntos cardinales.
Una sonrisa sin origen ni destino,
sin otra razón que ser para sonreír
y sonreír para ser.
Me enamoré de una sonrisa,
porque hay sonrisas que matan, y otras
por las que merece la pena vivir.
A.B.B. 15 de febrero de 2013
En el libro que terminé anoche... del que no era capaz de separme para acabar otro día... en una de las descripciones decía: "... y añadió una sonrisa a su orden..." y esa orden se convirtió en algo que todos querían satisfacer...
ResponderEliminarAchuchones!!!