30 de enero de 2013
Sobre mujeres que hacen volar
No sé,
me importan un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias
o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de soportales una nariz
que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí!
-y en esto soy irreductible-
no les perdono,
bajo ningún pretexto,
que no sepan volar.
Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Después de conocer a una mujer etérea,
¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?
¿Verdad que no hay una diferencia sustancial
entre vivir con una vaca
o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos,
soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre,
y por más empeño que ponga en concebirlo,
no me es posible ni tan siquiera imaginar
que pueda hacerse el amor más que volando.
-Oliverio Girondo-
Por qué vivir con los pies en la tierra habiendo universos para soñar....
ResponderEliminar