jueves, 23 de mayo de 2013

Elegir o no elegir. That is the question

Es lógico dudar cuando los caminos están tan justos que parecen llevar casi al mismo lugar. No sabemos cuál es el que nos conducirá a estar cara a cara con nuestros sueños e inevitablemente hay que decidirse por uno de ellos. Con suerte, si nos equivocamos y el camino no desaparece tras nuestros pasos, podremos retroceder e intentarlo con otro. Y así una y otra vez mientras podamos arrastrar los pies.
Puede ocurrir que mientras caminamos nuestros propios sueños cambien de dirección o dejen paso a otros que nos parezcan más interesantes. Las dificultades van marcando nuestro devenir, a veces imperceptiblemente, sin llamar la atención y otras demasiado escandalosamente como para pasar inadvertidas. Nos cambian y nos obligan a ver con otros ojos lo que hasta hace apenas nada era nuestra razón de ser. Con cada paso ligero y cada tropezón se forja el carácter, ése que nos salvará cuando el desánimo nos tiente a abandonar. 
Es de fuertes dar media vuelta y volver a empezar cada vez que lo creamos necesario. Es de inteligentes escoger lo que en cada momento nos parece más adecuado. Es de sabios coger un atajo cuando está a nuestro alcance. No hay perjuicio en reconocer que uno se ha equivocado. Lo verdaderamente preocupante es rendirse y quedar en medio de la nada, en el vacío de un lugar sin nombre. Cualquier sueño merece la pena siempre que hagamos que la merezca. Llegar al final no tiene ningún valor si no sabemos disfrutar del camino y ser lo suficientemente constantes para superar los obstáculos. El que se rinde ante el primer muro nunca verá lo que hay detrás. 
Cualquier sueño que nos mantenga vivos tiene más valor que la realidad de sabernos muertos.
Cuando solo hay un camino, las únicas opciones son arriesgarse a llegar hasta el final, o sentarse a mirar a los que se deciden a correr el riesgo. Elegir entre estar vivo o parecerlo. Elegir entre lo que eres y lo que hubieras querido ser. Elegir entre el voy a hacerlo o el me gustaría. Elegir no es fácil, pero tampoco lo es elegir no elegir. ¿Corremos el riesgo?




20 de mayo de 2013

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