lunes, 3 de junio de 2013

Ojos que todo lo ven


La gente me dice que mienta, que calle, que si estoy mal diga que estoy bien, que oculte mis sentimientos, que tome precauciones, que baje de las nubes porque no tengo paracaídas y después me rompo la crisma. Pero no puedo. YA NO SOY ASÍ. Quien me conoce a fondo sabe que he callado mucho y durante mucho tiempo. Y aún así os puedo asegurar que tan solo cuento lo justo para que se sepa mi estado de ánimo. Y no para dar pena. No soy de ésas. Pena dan las cosas inevitables o la gente que no tiene dos dedos de frente. 
Comunicarse es compartir sentimientos y sensaciones, no solamente manifestar opiniones sin ningún énfasis o arrastrarse con el resto de la manada. 
Yo soy así. Yo siento así. Soy una incauta y (lo peor) me siento orgullosa de haber conseguido serlo. No busco hacer daño, pero a veces el daño es inherente. No busco palmaditas en la espalda, ni miradas de lástima, ni que nadie venga a solucionar mi vida. Para mí, callar es mentir. Quizá sea ilógico, pero es lo que siento. Y aun así, callo cuando sé que mis palabras van a ser como dardos envenenados o van a provocar un daño sin sentido. No soy tan malvada ni tan insensible, pero a veces mi corazón habla solo y no se da cuenta de que lo está haciendo en voz alta. Ha permanecido en silencio tanto tiempo, que ahora se pasa de listo y no calla ni debajo del agua. Hay tiempos en que todo está cabeza abajo y cuesta mucho darle la vuelta. Hacen falta más de dos manos y un buen empujón. 
Para mí es imposible dejar de ver con los ojos del corazón. Intentad comprenderme, o al menos respetadme. Y el que tenga algo que decir...que hable ahora o calle para siempre. O que se tape los ojos si le resulta más fácil



2 de junio de 2013

No hay comentarios:

Publicar un comentario