lunes, 21 de octubre de 2013

Fragmentos de una entrevista - Cioran


12 de agosto de 2013



LA VENTAJA DE LA INSEGURIDAD

Al repartir toda su fortuna, Wittgenstein se salvó espiritualmente. Usted sabe, yo me encontraba mejor desde un punto de vista espiritual, vivía de manera más intensa, cuando tenía solamente una pequeña maleta y no vestía todo el año más que dos trajes, incluso solo uno. Ahora no soy rico, pago pequeños impuestos, gasto muy poco, pero vivo bastante bien, puedo comer lo que quiera, puedo viajar, etc. En resumen, mi vida ha llegado a ser de cierta forma más segura. Ello ha proyectado grandes sombras sobre mí, sombras espirituales. Antes vivía un París de día a día. Pero era más fresco espiritualmente, más joven también, sin duda alguna: era otro hombre. No sabía nunca de qué estaba hecho el mañana. Yo viví veinticinco años en hoteles y fui siempre como un animal, como una bestia salvaje...La seguridad representa un peligro increíble sobre el plano espiritual, así como una salud perfecta es una catástrofe para el espíritu...También un intelectual, o diremos un escritor, debe conservar el sentimiento de no tener suelo sobre el cual apoyarse. Si al contrario, comienza a instalarse, a -¿cómo le diría?- establecerse, está perdido. Entonces, hace una obra, o se convierte -yo no lo soy- en gran escritor: en "alguien". Pero todo aquello es deplorable...La inseguridad es una necesidad absoluta: un escritor cuya vida se convierte en algo seguro es un escritor perdido".

LOS AFORISMOS Y LA NOVELA

"Todo lo que he escrito es un resultado -los aforismos no los escribo primero como aforismos: escribo una página...luego tiro todo y comienzo de nuevo. Para escribir una novela hay que elegir los detalles. Yo, en cambio, no me intereso por los detalles, voy de inmediato a la conclusión. Si escribiera una pieza de teatro, la comenzaría por el quinto acto, porque desde el comienzo de cualquier cosa entreveo ya el final. Con tal concepción de las cosas, uno no puede escribir un libro, ni practicar las bellas letras, ni en general ningún género literario. Es por ello que no soy un escritor, soy un...no sé...un hombre de fragmento...".

LAS CONTRADICCIONES

"Siempre he vivido entre contradicciones y nunca he sufrido. Si hubiera sido sistemático, hubiera debido mentir para encontrar una solución. Ahora bien, no solamente acepté ese carácter insoluble de las cosas, sino que yo mismo encontré, debo decir, cierta voluptuosidad, la voluptuosidad de lo insoluble. Nunca he buscado nivelar, reunir o, como dicen los franceses, conciliar lo irreconciliable. Tomé siempre las contradicciones como venían, tanto en mi vida privada como en la teórica. Nunca tuve metas, nunca pretendí encontrar ningún resultado. Creo que no puede haber, tanto en general como para sí, ni resultado ni meta. No es que todo carezca de sentido -la noción me molesta un poco-, sino que todo es innecesario..."

"Normalmente, de haber sido enteramente consecuente conmigo mismo, no habría podido hacer nada en absoluto. Haciendo algo a pesar de todo me contradije, he vivido en la contradicción. Pero toda vida, creo yo, está en el fondo condenada a la contradicción..."



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