martes, 29 de octubre de 2013

La caja tonta


Cada vez que enciendo el televisor me dan ganas de que a cualquier espécimen vivo de una nave espacial que haya perdido el rumbo (de no ser así es imposible que cualquier ser inteligente quiera poner el pie en este planeta) le lleguen telepatéticamente mis mensajes de SOS y me arrastre lejos de este mundo de tarados, retrógrados y humanoides que se sienten felices compitiendo por ver quién de todos tiene menos cerebro y mayor capacidad de gilipollez destructora.
Mis pensamientos y yo nos vamos a concentrar positivamente. Tarea esta poco recompensada y con alto índice de peligrosidad pero me consuela saber que si en casi treinta años no han conseguido anularme, malo va a ser que no consiga seguir esquivando ineptos hasta que me muera. Amén. Y que el dios de la antropofagia me proteja de mis instintos. 



21 de octubre de 2013

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