martes, 11 de noviembre de 2014

Punto sin final

Cuando el verbo se hizo carne
el sustantivo se sintió acompañado.
Hicieron el amor 
ante adjetivos incalificables.
Y a la orgía de palabras
se unieron adverbios, pronombres y artículos.
Unos definidos y otros no tanto.
Dando forma y lugar
a frases hasta entonces huérfanas.
Las letras encontraron el sentido
de una existencia bastante limitada.
Y quisieron más
de ese placer de lluvia dorada.
Coito tras coito nació la escritura
y con ella las reglas que todo lo cambian.
Vieron la luz escritores, lectores,
profesores, alumnos, 
actores, cuentistas y vates
y hasta los sabios supieron que no sabían nada.
Lloró la zozobra en brazos de la calma
porque mucho temía a la par que gozaba.
Pues del caos surge el orden
y del orden la amenaza.
O escribes bien el texto
o tu vida está acabada.
Procura que acabe en un punto
donde nunca acabe nada.
Porque dictan las estrictas normas
que con el punto y final se acaba.

                                                  A.B.B. 11 de noviembre de 2014




                          

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