Ayer de vermute comprobé de la manera más tonta eso de que el grande se come al pequeño, la diferencia de clases, la sumisión y el conformismo. Sin caerme encima una manzana siquiera.
Había una paloma comiéndose un coscurro de pan y casi al lado un gorrión comiéndose unas migas. Los observé un minuto poco más, me dio un arrebato de rabia y empujé el coscurro con el pie al lugar donde estaba el gorrión.
El gorrión ni tocó el coscurro y volvió a las migas. La paloma fue hacia el coscurro y siguió comiéndoselo. Y yo me entristecí y volví a los vinos.
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